Participamos de las Jornadas Viento y Energía 2017 donde más de una decena de especialistas reflexionaron sobre el estado del país respecto del desarrollo de las energías eólicas y solares. El veredicto fue unánime: vamos por buen camino pero todavía queda un largo camino.
Con la participación de importantes representantes públicos y privados, se realizaron las jornadas anuales Viento y Energía 2017, organizadas por la Asociación Argentina de Energía Eólica. El escenario elegido para el desarrollo de las actividades fue la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Allí, durante dos días, referentes del sector realizaron un trabajo intenso centrados en la premisa de que hoy es posible comenzar a construir una infraestructura nacional de energías limpias que son parte de los esfuerzos que debe llevar a cabo el país si quiere respetar los acuerdos internacionales adoptados con fuerza vinculante que apuntan a limitar la suba de la temperatura a dos grados centígrados para 2050.
En una de las conferencias más esperadas, la del diputado nacional por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Juan Carlos Villalonga –reconocido promotor de las energías verdes-, el especialista aseguró que ya es redundante hablar de las ventajas de este tipo de energía. “Hoy todo eso está más que claro. Después de mucho despotricar estamos cada vez más cerca de tener un marco regulatorio y una política adecuada en el país”, destacó. Sin embargo, y a pesar del optimismo, el diputado advirtió que “todavía no estamos a la altura de las necesidades del planeta ni de los retos que nos impone el cambio climático”.
En este sentido, Sebastián Kind, subsecretario de Energías Renovables del Ministerio de Energía y Minería, anticipó que las fuentes limpias representarán el 50% de la nueva potencia adicionada por el país hasta 2025. “En estos próximos ocho años esperamos sumar inversiones en el segmento por 15.000 millones de dólares e incorporar más de 10 gigawatts (GW) de potencia”, proyectó. La idea del Gobierno, señaló, es cumplir con las metas fijadas por ley y diversificar tanto las fuentes como la geografía del mercado energético nacional. “Para ello contamos con dos grandes herramientas: los incentivos fiscales orientados a los generadores y a la cadena de valor local, y el FODER, un fideicomiso de respaldo con fines de garantía a largo plazo y financiamiento”, precisó el funcionario.
Con optimismo y mirada de futuro, Villalonga señaló que la Argentina avanza a buen ritmo en el sentido de que considera que el gobierno está dispuesto a fijarse objetivos en el sector de las energías renovables para tomarlos en serio. Según el diputado "si sostenemos esta dinámica, podremos cumplir algunas metas importantes, pero no hay que conformarnos con que el negocio esté funcionando”, concluyó. En consonancia con Villalonga, Kind sostuvo que la transición energética está en marcha y que tiene implicancias profundas para toda la industria. “Tanto la generación eólica como la solar ya son económicamente competitivas. Vamos rumbo a una matriz energética más limpia, económica y segura. Esto no es una cuestión de fe, es una realidad”, completó.
Maurizio Bezzeccheri, Country Manager de Enel Argentina; Florencio Gamallo, miembro de la AAEE y de la Universidad de Stralsund (de Alemania); Ana Scarabino, experta del Instituto de Aeronáutica de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP); Pablo Tarca, director técnico de Transener; Juan Fernando Carbel, presidente y CEO de Parque Eólico Arauco de La Rioja; Esteban Van Dam, cofundador de 500 RPM y gerente de Desarrollo de la consultora Aires Renovables; Mariano Cervieri, responsable comercial de ABO Wind en la Argentina; Artur Lovrode Artco Consulting y Rubén Fabrizio, fueron algunos de los disertantes que expusieron su mirada sobre el tema durante las dos jornadas.