En julio del 2018 se decretó una nueva Ley de trasplantes de Órganos, Tejidos y Células en nuestro país, la cual se encuentra vigente desde el 4 de agosto del mismo año. La ley 27.447 tiene como objetivo que cada año un mayor número de pacientes acceda a un trasplante con más accesibilidad, equidad y eficiencia. Gracias a esto, durante el 2018, se registraron cifras históricas en la generación de donantes y en la actividad trasplantológica de nuestro país y se consolidó, así, a la Argentina como referente de nuestra región.
A partir de enero de 2019 se hizo efectiva la transferencia de competencias y los jueces penales, contravencionales y de faltas que deben resolver en relación a la Ley 27.447. Es por esto, que el martes 9 de abril, se firmó un protocolo dinámico, en el Consejo de la Magistratura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, estableciendo una implementación en la ley. El protocolo surge a partir de una necesidad de simplificar y facilitar la intervención y comunicación de los médicos y judiciales para lograr un cumplimiento en el objetivo de la misma. Por su parte, el presidente del Consejo, Alberto Maques; las juezas del fuero Penal, Contravencional y de Faltas, Graciela Dalmas y Natalia Molina; representantes del Instituto de Trasplante de la Ciudad, el Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai), el Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema de Justicia de Nación, la Dirección de Medicina Forense de la Ciudad junto a los portavoces del Catolicismo, Islam y Judaísmo suscribieron al documento. En el mismo, los profesionales de las instituciones involucradas debatieron entre los mecanismos más óptimos para poder garantizar una mejora en los procedimientos y en el cuidado pertinente para el paciente, ya que se está implicando la salud y la vida de un ser humano. Este documento es un gran paso para la ley, ya que aporta una grilla de responsables que participan en el procedimiento de ablación; se detallan nombres, especialidad e información de contacto para que sea fácil identificar a las personas involucradas en el proceso, de esta manera, las herramientas se tornan más fluidas y dinámicas para la comunicación y sobre todo, ayuda del paciente.