El siglo XXI es testigo de la necesidad de redefinir el umbral de la “vejez”, producto de la transición demográfica más vertiginosa conocida hasta el momento, que requiere de una adaptación igualmente veloz.
El siglo XXI es testigo de la necesidad de redefinir el umbral de la “vejez”, producto de la transición demográfica más vertiginosa conocida hasta el momento, que requiere de una adaptación igualmente veloz.