Una reflexión del doctor Juan Pablo Godoy.
El doctor Juan Pablo Godoy Vélez actual consejero por el Consejo de la Magistratura expone su punto de vista acerca del tratamiento que le da la justicia a los casos de violencia de género. El especialista viene estudiando este tema desde 2010 cuando ejercía como vicepresidente del Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires.
Cada vez más numerosas víctimas de la violencia de género deben enfrentarse no sólo con su drama personal sino también con los problemas que devienen de una justicia deficiente que se resiste a tratar estos casos, al menos, en el caso de los principales funcionarios que luego reproducen su actuar a todos los demás operadores de la justicia. En la actualidad, a excepción de las nuevas estructuras creadas en su momento por las magistradas Argibay y Highton de Nolasco, se podría decir que la justicia hace oídos sordos al fenómeno de la violencia de género.
En este sentido, creo que el modelo de justicia que manejamos respecto de esta temática demuestra estar hoy agotado. Por eso, el traspaso al sistema de los tribunales de familia integrales puede ser una gran oportunidad para replicar las buenas prácticas que ya suceden en los países donde funciona.
Una de las cuestiones más complejas de nuestro sistema es que las cuestiones civiles -divorcio, régimen de visitas, alimentos, división de bienes- van por un lado y las penales por otro. Entonces, tenemos diferentes juzgados y distintos procesos y, aunque contemos con abogados capaces de abordar la problemática de una manera integral, lo que no tenemos hoy son juzgados que traten el problema de la misma forma. Y si además de todo se suman los juzgados de menores terminamos con tres tribunales atendiendo un mismo problema con el agravante de las resoluciones contradictorias.
La solución, entonces, es ir hacia un modelo de justicia de familia integral que cuente con las facultades de tratar tanto temas civiles como penales y que, en caso de ser necesario, tenga su propio procedimiento con un único tribunal o, llegado el caso, un único juez que tome todas las decisiones relacionadas con las cuestiones civiles y penales.
Este nuevo Tribunal Integral debería tener su propio edificio o un espacio dedicado a este problema. ¿Por qué? Porque en el largo peregrinar de las víctimas de la violencia de género deben ir al cuerpo médico forense que está en un lugar, también deben ir a una pericia psicológica que se encuentra en otro domicilio y así. Se trata de una organización que no se encuentra diseñada para estas situaciones: en más de una oportunidad la víctima termina cruzándose con su agresor que está en la alcaldía. De ahí la necesidad de un centro de atención a las víctimas que esté apartado del tránsito del alcaldía para que las personas que recurren a la justicia en estos casos no se sientan atemorizadas de concurrir a las citaciones.
Actualmente, se está trabajando el proyecto de la creación de una oficina de violencia doméstica similar a la Corte, que tendremos a finales de este mes en la CABA. Personalmente tengo la expectativa de que en las Jornadas sobre Violencia de Género organizadas para el 9 y 10 de noviembre que se realizarán en la Facultad de Derecho de la UBA tengamos la oportunidad de presentar esta nueva oficina, dependiente de la Cámara Penal de la Justicia de la Ciudad. Si sucediera sería un gran avance hacia el traspaso definitivo para poder abordar esta temática de otra forma. De hecho, hace poco tuvimos un fallo en el que se le prohibió al agresor todo contacto incluso por medio de herramientas digitales y otro en el que tampoco se le permitió al agresor ver el nacimiento de su hija porque eso, en definitiva, implicaba su presencia en la sala de parto junto con la víctima.